Los heridos por el amor,
al revés que los heridos en conflictos armados,
no son víctimas ni verdugos.
Escogieron algo que forma parte de la vida,
y así deben afrontar la agonía y el éxtasis de su elección.
Y los que nunca han sido heridos por el amor,
nunca podrán decir: Viví. Porque no vivieron.
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